Autora: Yoani Sánchez.
Después de la aparición de la Entrevista a un balsero, muchas personas han venido para que les explique cómo armar un artefacto de navegación. Amigos, yo no sé distinguir entre la proa y la popa de un barco. De balsera sólo tengo el vahído que me produce esta isla a la deriva. Soy de los que no aprendieron a nadar siendo niños y de esos cubanos que nunca han visto, desde altamar, la cara oculta del Morro.
Algo sí me consta de esta extensión azul que nos rodea, y es que cada día nos pertenece menos. Si no es así, porque entonces no podemos navegarla libremente o tomar sus peces y mariscos. Ciertas disposiciones legales hacen que vivamos de espaldas a lo mejor que tenemos. Un pueblo con mar, ajeno a las mareas y a las resacas. Así me lo confirmó el texto de una multa impuesta a un amigo -balsero crónico- que fue encontrado, con el motor trancado, flotando en aguas territoriales cubanas.
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